Según informa WasteToday, la Iniciativa Norteamericana para la Reducción y Recuperación de Residuos Alimentarios de la Comisión para la Cooperación Ambiental (CCA) ha publicado un nuevo informe que analiza el estado de la pérdida y el desperdicio de alimentos en Canadá, Estados Unidos y México. El informe destaca las principales repercusiones ambientales y económicas del desperdicio de alimentos e identifica las principales causas y posibles soluciones para los sectores comercial, industrial y gubernamental.
El informe revela que en Norteamérica se desperdician anualmente unos 168 millones de toneladas de alimentos, y entre las causas más destacadas de este desperdicio se encuentran el exceso de producción, los productos dañados, la falta de un sistema estandarizado de etiquetado de fechas, las estrictas normas de clasificación de alimentos y las fluctuaciones en la demanda de los consumidores. Los distribuidores de alimentos, los minoristas, los proveedores de servicios alimentarios y las organizaciones de rescate de alimentos desempeñan un papel importante en la creación y aplicación de soluciones para los alimentos desperdiciados. Según la CCA, los esfuerzos de reducción en origen y rescate de alimentos ofrecen el mayor potencial para reducir el desperdicio de alimentos.
La reducción en origen implica reducir el desperdicio de alimentos en origen, lo que puede lograrse mejorando la gestión de inventarios, reduciendo el tamaño de las porciones, utilizando productos imperfectos y mejorando la infraestructura de almacenamiento y transporte de alimentos. La colaboración entre productores y minoristas para normalizar el etiquetado de fechas también ayudará a evitar confusiones sobre si los productos ya no son seguros y deben desecharse.
La Jerarquía de Recuperación de Alimentos de la EPA de EE.UU. sitúa el rescate de alimentos como la segunda prioridad después de la reducción en origen. Las estrategias para aumentar el rescate de alimentos mencionadas en el informe incluyen fomentar la donación de alimentos mediante: la mejora de los incentivos financieros para la donación de alimentos, la ampliación de la infraestructura y el seguimiento de las donaciones, la mejora de la protección de la responsabilidad de los donantes y la creación de plataformas en línea para conectar a los donantes con los receptores.
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